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Al término del seminario el
alumno deberá estar en condiciones de:
- Describir brevemente la situación epidemiológica
del cáncer prostático en Chile .
- . Señalar las principales características de
su Anatomía Patológica, score de Gleason, etapificación
TNM y métodos clínicos de etapificación.
- Describir tamizaje, detección precoz y recomendaciones
de la Asociación Americana de Urología (AUA). Enumerar
las formas de presentación clínica.
- Explicar el valor clínico del Antígeno Prostático
Específico (APE), el concepto de sensibilidad y especificidad,
medidas para aumentar su especificidad.
- Interpretar valores del APE en diversas situaciones clínicas.
- Describir aspectos generales de la biopsia prostática,
indicaciones y complicaciones.
- Enumerar y explicar las diversas alternativas terapéuticas
según etapa tumoral, expectativas de vida y agresividad
tumoral.
- Explicar aspectos generales de la Prostatectomía Radical,
Radioterapia, Hormonoterapia y Observación con monitoreo
activo.
El cáncer de próstata es un problema trascendente
en la salud de la población masculina. En nuestro país
constituye la segunda causa de muerte por enfermedad neoplásica,
ubicándose solo detrás del cáncer de estómago.
Las tasas de defunción de esta enfermedad han crecido sostenidamente
hasta alcanzar la cifra de 1.537 muertes en 2002 (Tabla 1), con
una tasa cruda de 20,5 por 100.000 hombres. En Estados Unidos la
tasa de mortalidad para el período 2000-2004 ha descendido
a 27,9 por 100.000 hombres, desde el máximo de 38 que alcanzó
en 1994. No disponemos de estadísticas nacionales de incidencia.
En Estados Unidos, la incidencia ajustada por edad fue de 168 nuevos
casos por 100.000 hombres en el período 2000-2004.
Esta enfermedad rara vez se ve en el hombre menor de 50 años;
según las estadísticas de SEER (Surveillance Epidemiology
and End Results) en el período 2000-2004 no se diagnosticaron
cánceres de próstata bajo los 34 años de edad;
0.5% entre los 35 y 44 años; 8.4% entre 45 y 54; 27.3% entre
55 y 64; 36.7% entre 65 y 74; 22.4% entre 75 y 84; y 4.7% por encima
de los 85 años. Podemos suponer que en nuestro país,
con el envejecimiento de su población, este problema será
cada vez de mayor importancia.
Los hombres con historia familiar de cáncer prostático
tienen un riesgo aumentado de enfermedad. Así con uno, dos
o más familiares de primer grado y uno de segundo grado,
el riesgo relativo de desarrollar este cáncer aumenta 2.5,
5 y 1.68 veces, respectivamente (Nieder AM et al Genetic counseling
for prostate cancer risk Clin Genet 2003:63:169-176). La genética,
por lo tanto, debe ser considerada como un factor etiológico
de este cáncer. Sin embargo, su rol sería menor comparado
con el factor ambiental, donde probablemente la dieta tendría
un papel más importante. Hoy está razonablemente establecido
que el elevado consumo de grasa en la dieta contribuiría
en el desarrollo de cáncer prostático.
Tabla 1. Mortalidad por Cáncer
Prostático en Chile |
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1960* |
1990* |
2002** |
2006 |
Defunciones |
192 |
696 |
1597 |
1.594 |
Tasa
cruda por 100.000 hombres |
5,1 |
10,7 |
20,5 |
196 |
* Cáncer diagnóstico y tratamiento, Ed. Arraztoa.
Santiago: Publicaciones Técnicas Mediterráneo,
pp. 84-100, 1998
** Arenas J. Epidemiología del cáncer prostático
en Chile. Rev Chil Urol 2006: 71: 49-52. |
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Anatomía Patológica |
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La próstata se divide en cuatro zonas. La
zona anterior, que ocupa el 30% de la glándula y está
constituida principalmente por tejido muscular liso; la zona periférica,
la más grande y donde se origina la mayoría de los
cánceres; la zona central que está en relación
con los conductos eyaculadores y corresponde a un 20% del tejido
glandular, y la zona de transición, que rodea la uretra y
donde se origina la hiperplasia benigna prostática.
La mayoría de los cánceres prostáticos son
adenocarcinomas, con gran frecuencia polifocales. La diferenciación
celular y arquitectura tumoral se ha clasificado con el sistema
descrito por Gleason, recibiendo un puntaje de 1 a 5, según
sea más o menos diferenciado. El patrón histológico
se determina eligiendo los dos tipos más frecuentes que sumados,
forman el score de Gleason y que va de 2 a 10. En la práctica
no se informa score menor a 5. Se ha definido como bien diferenciados
los score igual o inferior a 6, moderadamente diferenciado el score
7, y pobremente diferenciados los 8 a 10. (Fig. 1).
Habitualmente la progresión de la enfermedad ocurre desde
la próstata hacia los ganglios linfáticos regionales
(ilíacos y obturadores), otros ganglios linfáticos,
esqueleto y finalmente otras estructuras como pulmones, hígado,
etc. El compromiso visceral es tardío y signo de mal pronóstico.
La extensión anatómica de la enfermedad es un importante
factor pronóstico. La etapificación clínica
actualmente en uso fue modificada en 2002 por el American Joint
Committee on Cancer. Un resumen de esta clasificación se
presenta en la Tabla 2. La clasificación patológica
se designa anteponiendo la letra p; así tenemos las categorías
pT, pN y pM. No existe la categoría pT1. |
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El Tumor Clínicamente No Significativo o
Indolente |
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Como consecuencia del elevado número de
cánceres prostáticos que se encuentran en necropsias
y corresponden a casos sin importancia clínica, se ha tratado
de definir las características del
tumor que es clínicamente significativo, por representar
una real amenaza para quien lo tiene. La forma más simple
de definirlo es aquel con un volumen tumoral igual o mayor a 0.5
ml (Stamey et al Localized prostate cancer. Relationship of tumor
volumen to clinical significance for treatment of prostate cancer.
Cancer 1993;71(3 Suppl):933-938), cuando el paciente tiene 70 años
o menos, o bien, una expectativa de vida mayor de 10 años.
También se consideran significativos los tumores <0,5
ml con score de Gleason igual o >7, pT3 y/o con márgenes
quirúrgicos (+). Una forma más precisa de determinar
la significación de un cáncer prostático requiere
conocer el volumen tumoral, la velocidad de duplicación tumoral
y la expectativa de vida. Se considera rápida una velocidad
de duplicación de <2 años y lenta la de 6 años.
Estimando velocidades promedios para edades de 50 a 75 años,
serían significativos volúmenes de 0.2 a 3.9 ml. No
obstante, como resultado de varios estudios, podemos afirmar que
más del 95% de los cánceres prostáticos detectados
por Antígeno Prostático Específico (APE o PSA)
corresponden a tumores clínicamente significativos y que,
por lo tanto deben ser tratados.
Una aproximación clínica para predecir la conducta
de un determinado tumor en un individuo, es el criterio descrito
por D’Amico (D’Amico et al Biochemical outcome after
radical prostatectomy,external beam radiation therapy,or interstitial
radiation therapy for clinically localized prostate cancer. JAMA
1998; 280:969-975) que desarrolló los grupos de riesgo “bajo”
(APE=o<10, Gleason<7, T1c-T2a), “intermedio” (APE10-20,
Gleason7, T2b) y “alto” (APE20 o>, Gleason8 o>
yT3 o T4).
Tabla 2 Clasificación
TNM 2002 |
Tumor
Primario |
Ganglios
linfáticos Regionales |
Metástasis
(M) |
|
|
|
TX
no evaluable |
NX
no evaluables |
MX
no evaluables |
TO
sin evidencia de tumor |
N0
sin metástasis ganglionares |
M0
sin metástasis a distancia |
T1
tumor no palpable |
N1
metástasis linfática regional |
M1
metástasis a distancia |
T1
a hallazgo histológico incidental en <
5% del tejido resecado (RTU)
|
|
|
T1b
hallazgo histológico incidental en > 5% del tejido
resecado
|
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|
T1c
tumor identificado por biopsia (Ej. por APE elevado)
|
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T2 Confinado
a la próstata (1) |
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T2a
compromete medio 1óbulo o menos
|
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T2b
compromete más de medio lóbulo
|
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T2c
compromete ambos lóbulos
|
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T3
Tumor se extiende a través de la cápsula prostática
(2) |
|
|
T3a
compromiso unilateral o bilateral
|
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|
T3b
compromiso de vesículas seminales
|
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T4
Tumor fijo o compromiso de estructuras vecinas
-compromiso
de cuello vesical, esfínter externo o recto
-tumor fijo a la pared pelviana o músculos elevadores
del ano.
|
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(1).
Tumores no palpables o visibles en ecografía transrectal
pero encontrados en uno o ambos lóbulos por biopsia son
clasificados como T1c
(2). Tumor con invasión de la cápsula prostática
y que la traspasa.
(3). Metástasis menores de 0.2 cm se designan pN1mi. |
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Tamizaje o Screening |
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El tamizaje es la evaluación masiva de sujetos
asintomáticos antes de que ellos consulten espontáneamente.
Este procedimiento se justifica cuando la enfermedad en cuestión
es de alta prevalencia, afecta significativamente la vida, tiene
un tratamiento efectivo y hay un método diagnóstico
eficiente. Existe controversia sobre el valor del tamizaje en el
cáncer de próstata porque todavía no hay suficiente
evidencia sobre si reduce efectivamente la mortalidad por cáncer
prostático, sumado a los costos económicos, de morbilidad
y mortalidad derivados de los procedimientos. A favor del tamizaje
están los argumentos de la reducción en la mortalidad
por cáncer de próstata observada en USA después
de la introducción de los métodos de screening y las
recomendaciones dadas por las sociedades científicas: Asociación
Americana de Urología (AUA) y Sociedad Americana de Cáncer.
Un proyecto de screening no randomizado en Tirol (Austria) sostiene
la hipótesis que el screening puede ser efectivo en reducir
la mortalidad por cáncer prostático (nivel de evidencia:
2b).
La más reciente recomendación de la AUA (Prostate-Specific
Antigen Best Practice Statement: 2009 Update.American Urological
Association. Education and Research.Inc) aconseja el control periódico
con Antígeno Prostático Específico (APE) y
Tacto Rectal a todo hombre asintomático que desee estudiarse,
de 40 años o más, con expectativas de vida de 10 o
más años. Los métodos de imágenes actualmente
disponibles: ecografía, tomografía axial computarizada
y resonancia nuclear magnética no son eficientes para tamizaje
de cáncer prostático.
Tabla 3. Relación entre APE con la Prevalencia
de Cáncer prostático y Cáncer de Alto Grado*
(Gleason score 7 o >)
APE |
Hombres |
Hombres
con Cáncer prostático |
Hombres
con Cáncer prostático Gleason score 7 o >
|
|
N=2950 |
N=449 |
N=67 |
<
o =0.5 ng/ml |
486 |
32 (6.6%) |
4/32
(12.5%) 4/486 (0.8%) |
0.6-1.0 |
791 |
80 (10.1%) |
8/80
(10.0%) 8/791 (1%) |
1.1-2.0 |
998 |
170 (17.0%) |
20/170
(11.8%) 20/998 (2%) |
2.1-3.0 |
482 |
115 (23.9%) |
22/115
(19.1%) 22/482 (4.5%) |
3.1-4.0 |
193 |
52 (26.9%) |
13/52
(25.0%) 13/193 (6.7%) |
*Thompson
et al Prevalence of prostate cancer among men with a prostate
–specific antigen level < or =4,0 ng/ml. N Engl J Med
2004; 350:2239-2246. |
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Clínica y Detección Precoz |
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Entendemos por detección precoz, a diferencia
del tamizaje que es masivo, la búsqueda individual del cáncer
en un determinado paciente. En este estudio intervienen factores
personales no necesariamente considerados en el screening, como
su interés de estudio, antecedentes familiares, etc. Las
principales herramientas para buscar evidencia de cáncer
prostático son: el tacto rectal y el APE. Después
de la introducción del APE, a un alto porcentaje de los pacientes
se les diagnostica el cáncer estando asintomáticos
(T1c). La etapificación de estos casos generalmente corresponde
a tumores localizados (T1-T2). Por el contrario, cuando el cáncer
prostático da síntomas, éste se encuentra en
etapas avanzadas. Las manifestaciones de estos casos están
asociada a metástasis (ej.: dolor óseo, compromiso
del estado general, anemia, etc.) o bien, a progresión local
(ej.: hematuria, uropatía obstructiva baja, hidroureteronefrosis).
Una situación particular es el paciente que consulta con
síntomas obstructivos bajos y tiene un tacto rectal sugerente
de crecimiento prostático benigno. La biopsia de la pieza
quirúrgica de esos casos sometidos a una resección
transuretral (RTU) puede revelar hasta en un 10% de ellos un cáncer
clínicamente no evidente. Estos pacientes se etapifican en
Estadio T1a o T1b. |
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Tacto Rectal |
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Son signos sugerentes de neoplasia la palpación
de un nódulo que puede ocupar uno o ambos lóbulos, la
asimetría de estos lóbulos y la fijeza de la glándula
a las estructuras vecinas. El examen rectal tiene las grandes ventajas
de su simplicidad y menor costo. Pueden detectarse
cánceres cuando su volumen es igual o mayor de 0.2 cc. Como
método de detección de cáncer prostático,
se le asigna una sensibilidad del 55 a 69%, especificidad de 89 a
97%, valor predictivo positivo de 11 a 26% y valor predictivo negativo
de 85 a 96%. |
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Antígeno Prostático Específico
(APE) |
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Es una glicoproteína producida por las células
glandulares y ductales prostáticas. Circula en concentraciones
plasmáticas muy bajas, con una vida media de 2.2 a 3.2 días.
En el suero se detecta por técnicas de anticuerpos monoclonales
con una variación intraindividual menor al 14% (pacientes
sanos con APE menor de 2 ng/ml).
Algunos procedimientos médicos pueden modificar su titulación,
el más importante es la biopsia prostática que induce
un significativo aumento en APE, el cual persiste por más
de dos semanas. El tacto rectal no produce cambios significativos,
sin embargo, se recomienda un intervalo mayor de 2 horas entre ambos
exámenes. Para la ecotomografía transrectal y el masaje
prostático el intervalo recomendado es mayor de 24 horas.
Entre las variables analíticas están las relacionadas
con la estandarización del método y el tipo de ensayo
utilizado. Esta condición es especialmente crítica
cuando se está interesado en saber si hay o no APE detectable
después de una prostatectomía radical. Para el sistema
analítico que usamos en esta universidad, la mínima
cantidad que el método detecta es 0.02 ng/ml.
En clínica sirve como detector de recurrencia, método
de tamizaje, predictor de riesgo futuro de cáncer y agresividad
de éste. Hoy día, incluso sus más fervientes
partidarios lamentan su baja especificidad, por ello no hay un nivel
de corte aceptado universalmente. Se estima que la sensibilidad
de APE está en el rango del 70% y el valor predictivo positivo
para un paciente con tacto rectal normal y APE entre 4,0-10,0 ng/ml
es alrededor de 30%.
En 1994 la FDA aprobó el uso del APE para la detección
precoz del cáncer prostático, usando el nivel de corte
de 4 ng/ml como límite superior de lo normal. Sin embargo,
estudios posteriores demostraron que una proporción considerable
de hombres con niveles de APE total <4 ng/ml tenían evidencia
histológica de cáncer prostático (Tabla 3)
y esos cánceres tenían características más
favorables. Basados en estos datos, varios expertos están
usando actualmente el rango de 2.5-3.0 ng/ml para recomendar biopsia
prostática (Loeb S, Catalona WJ. What to do with an abnormal
PSA test. The Oncologist 2008;13:299-305). El descenso de esta cifra
de corte se acompaña de un aumento sustantivo en la detección
de cánceres localizados. Esto se asocia con una alta proporción
de biopsias negativas, lo que equivale a una disminución
en la especificidad que ya era criticable al usar 4.0. El APE puede
elevarse también en la hiperplasia nodular prostática
(HNP) y en la prostatitis, estas condiciones limitan su especifidad
para cáncer prostático. Aquí debe señalarse
que la prostatitis aguda puede acompañarse de elevaciones
rápidas e importantes en el APE, lo que hará que el
clínico deba emplear su buen criterio para evaluar esta condición.
Los métodos más Recomendados para mejorar la especificidad
de APE son: ajuste a la edad, velocidad de APE, tiempo de duplicación,
densidad de APE y % de APE libre.
El ajuste de APE con la edad consiste en variar la cifra de corte
de acuerdo con la edad del paciente. Los límites de normalidad
aconsejados son los siguientes: para 40 a 49 años 0 a 2.5
ng/ml, 50 a 59 años 0 a 3.5 ng/ml, 60 a 69 años 0
a 4.9 ng/ml y 70 a 79 años 0 a 5.8 ng/ml. Esta modificación
mejora la sensibilidad en pacientes jóvenes y la especificidad
en los hombres mayores.
Cuando se dispone de 2 o más determinaciones de APE, es posible
conocer la velocidad de APE. Originalmente se consideró que
para APE 4-10 ng/ml, aumentos mayores de 0.75 ng/ml en un año
eran sospechosos de cáncer y se aconsejaba realizar una biopsia,
aunque la cifra total no sobrepasara los valores considerados normales.
Pero, la mayoría de la población masculina tiene APE
con valores <4 ng/ml y los cambios anuales de hombres con HNP
son menores (alrededor de 0.1 ng/ml). Actualmente, varios grupos
de investigadores y las guías clínicas de la National
Comprehensive Cancer Network sugieren un límite de velocidad
anual, para hombres con APE <2.5 ng/ml, que no exceda 0.4 ng/ml
a 0.35, particularmente en hombres jóvenes. Se ha asociado
la velocidad >2 ng/ml en 1 año con mayor riesgo de mortalidad
por Cáncer prostático.
El APE es proporcional al volumen del cáncer prostático.
De este modo los cambios en APE en pacientes no tratados debieran
reflejar la tasa de crecimiento tumoral. Mediante determinaciones
seriadas de APE durante al menos un período de 12 meses se
puede calcular el tiempo de duplicación de APE. Este se obtiene
mediante la fórmula: (log2 x dT) ÷ (logAPE2-logAPE1).
Una alta proporción de los cánceres prostáticos
tiene un tiempo de duplicación lento de 3 o más de
4 años. Los altos grados de Gleason se asocian a tiempos
de duplicación más rápidos. Pacientes con un
tiempo de duplicación de APE postoperatorio <15 meses
representan una población especialmente riesgosa, siendo
responsable del 90% de todas las muertes a 15 años (Freedland
et al.Death in patients with recurrent prostate cancer after prostatectomy:
Prostate-specific antigen doubling time subgroups and their associated
contributions to all cause mortality.J Clin Oncol 2007; 25:1765-1771).
Las próstatas más grandes producen más APE.
Para calcular la densidad de APE se divide el APE por el volumen
prostático. Se ha establecido que los hombres con cáncer
prostático tienen una densidad de APE mayor que los con HNP
(0.581 versus 0.044, respectivamente). Se cita como punto de corte
una densidad de 0.1. Se usa poco para determinar la necesidad de
biopsia prostática por requerir ecotomografía, la
que habitualmente se hace por primera vez junto con la biopsia. |
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Antígeno Prostático Libre |
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En general, el APE puede unirse a sustratos naturales
(APE complejo) o circular no unido (APE libre). Un gran estudio multicéntrico
demostró que el 56% de los hombres con APE libre <10% tenían
cáncer prostático, comparado con solo 8% de los hombres
con APE libre >25%. El APE libre puede ser una ayuda especialmente
en la llamada zona gris de APE, con valores entre 4 y 10 ng/ml y mejorar
la especificidad del examen, con el consecuente ahorro de biopsias
innecesarias. Su uso en el rango 2.5-4 ng/ml es controvertido. Recientemente
se han descrito las Isoformas “B” (BPH-PSA) e “i”
(APE-inactivo), ambas asociadas a HNP, mientras la isoforma proenzima
(pro-PSA) se ha asociado con cáncer. Se requieren estudios
adicionales para dilucidar su rol en el tamizaje. |
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Ecotomografía Prostática |
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Los estudios de imágenes más comúnmente
utilizados en próstata son la ecotomografia pelviana O transabdominal
y la transrectal. Esta última destaca por su precisión
para medir próstata y proporcionar imágenes de buena
calidad. La detección de una zona hipoecogénica intraprostática
ha sido definida como característica de las neoplasias, sin
embargo, la especificidad de este hallazgo no supera el 20%. Por ello
la ecotomografía, como examen aislado, ha sido descartada como
método de tamizaje en cáncer prostático. Su gran
valor está hoy día en servir de orientación durante
la toma de biopsias prostáticas transrectales. |
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Biopsia Prostática Transrectal |
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Cada vez que se sospecha un cáncer prostático
y se desea una decisión terapéutica, está indicado
realizar una biopsia prostática. La técnica más
usada es la biopsia transrectal guiada por ecotomografía
(ver Figura 2). Se toma un mínimo de 12 muestras, o bien,
una muestra por cada 2 gr de tejido prostático. La toma de
muestras debe dirigirse especialmente al sector posterolateral de
la zona periférica prostática. El procedimiento requiere
una preparación simple que incluya antibióticos profilácticos
y un lavado rectal, puede usarse anestesia local, espinal o general.
El índice de complicaciones es menor, en torno al 2%. Las
más frecuentes son: infección urinaria, rectorragia
y retención urinaria aguda. En ocasiones puede haber bacteremias
que requieren un régimen antibiótico enérgico
y hospitalización.
El informe del patólogo puede ser adenocarcinoma, en cuyo
caso nos interesará el grado de Gleason y su score. La lectura
de una biopsia prostática es un trabajo especializado que
requiere gran experiencia. Algunas afecciones pueden ser confundidas
con cáncer, entre ellas están la hiperplasia de células
basales, la adenosis, la atrofia, la prostatitis granulomatosa y
la neoplasia intraepitelial o PIN. La indicaciones de biopsia prostática
son: APE >2.5-3 ng/ml (corregido por edad), Velocidad de APE
>0.4 a 0.75 ng/ml anual, Tacto rectal sospechoso e historia familiar
(+). Se recomienda la repetición de la biopsia dependiendo
de la velocidad de APE, %APE libre, valor de APE total y/o hallazgo
histológico de PIN3 o microfoco sospechoso de cáncer. |
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Etapificación Clínica y Patológica
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Entre los diversos factores pronósticos,
se han mencionado: el nivel de APE, el score de Gleason y la etapificación
(criterio de D’Amico). La evaluación del grado de extensión
local de enfermedad se puede hacer por el tacto rectal y la RNM,
ambas tienen la limitación de que en la mayoría de
los casos la extensión es Microscópica. El nivel de
APE se correlaciona con los diferentes estadios de la enfermedad,
pero en el caso individual la correlación es pobre. Finalmente
la Tomografía Axial Computarizada (TAC) también tiene
escaso valor para precisar la extensión local.
La etapificación linfática solo está justificada
cuando se planifica un tratamiento curativo. La mejor forma de evaluar
el compromiso ganglionar linfático o progresión regional
es mediante la resección quirúrgica de esos ganglios.
Esto puede ser realizado durante el mismo acto quirúrgico
destinado a resecar la próstata, o bien, como un procedimiento
laparoscópico independiente. Se ha podido determinar un error
por sub-evaluación de hasta un 40 a 50% en la etapificación
clínica con los métodos antes descritos. Una proposición
interesante es la formulada por las tablas estadísticas que
estiman con grados de certeza variable la etapa de un tumor cuando
se conocen el tacto rectal, el grado de Gleason de la biopsia prequirúrgica
y el APE. Entre ellas está la tabla formulada por Partin
(*, Tabla 4) y colaboradores, validadas también por la Clínica
Mayo y nuestra Universidad. Esta tabla puede predecir el estadio
patológico para un grupo de pacientes con cáncer prostático
localizado (Makarov et al Updated nomogram to predict pathologic
stage of prostate cancer given prostate-specific antigen level,clinical
stage,and biopsy Gleason score (Partin Tables) based on cases from
2000 to 2005. Urology 2007; 69:1095-1101). Ejemplo del uso de las
tablas de Partin: un paciente con un tumor T2a, APE de 4 ng/ml o
menos y un score de Gleason 5, tiene un 80% de posibilidades de
tener enfermedad confinada a la próstata y nulas de tener
metástasis linfáticas. El mismo caso con tumor T2a,
pero con APE de 20 ng/ml y score de Gleason 8 o más, las
posibilidades de tener enfermedad confinada se reducen al 21% y
las metástasis linfáticas aumentan en riesgo al 12%.
Tabla 4 Nomograma predictor de pTNM según
TNM, APE y score de Gleason* para estado clínico T1c (Segmento
de Tabla adaptado de Makarov et al)
Rango
de APE. |
Etapa Patológica |
Score Gleason 5-6 |
Score 3+4=7 |
Score 4+3=7 |
Score 8-10 |
2.6-4.0
ng/ml |
Confinado
a próstata |
88% |
72% |
61% |
66% |
|
Extensión
extraprostática |
11% |
23% |
33% |
26% |
|
Vesícula
seminal |
1% |
4% |
5% |
7% |
|
Ganglio
linfático |
0% |
1% |
1% |
1% |
4.1-6.0
ng/ml |
Confinado
a próstata |
83% |
63% |
51% |
55% |
|
Extensión
extraprostática |
16% |
30% |
40% |
32% |
|
Vesícula
seminal |
1% |
6% |
7% |
10% |
|
Ganglio
linfático |
0% |
2% |
3% |
3% |
6.1-10
ng/ml |
Confinado
a próstata |
81% |
59% |
47% |
51% |
|
Extensión
extraprostática |
18% |
32% |
42% |
34% |
|
Vesícula
seminal |
1% |
8% |
8% |
12% |
|
Ganglio
linfático |
0% |
1% |
3% |
3% |
La extensión sistémica de la enfermedad se estudia
observando el compromiso óseo, ya que es excepcional la metástasis
visceral sin la ocurrencia previa de metástasis ósea.
El esqueleto se
Evalúa mediante la cintigrafía ósea con Tc99,
que si bien es poco específica para cáncer de próstata,
ayuda en su interpretación la distribución de las
lesiones y concentra la atención en una zona que requiera
mayor estudio. |
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Tratamiento por Etapas |
|
El tratamiento óptimo del cáncer prostático
continúa siendo motivo de debate. La difícil solución
de esta discusión deriva tanto de características propias
de la enfermedad, como de los individuos que la padecen y de la carencia
de estudios clínicos "randomizados" (Tabla 5). |
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Observación (Watchful waiting o Monitoreo
activo) |
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Si a un paciente se le diagnostica un cáncer
prostático localizado y no se somete a ningún tratamiento,
las posibilidades de que fallezca por esa causa durante los próximos
10 años son bajas. Esta observación y una conocida
experiencia sueca, que reportó baja mortalidad en pacientes
tratados conservadoramente, han sido argumentos para plantear esta
conducta (Johansson,JE et al: Fifteen-year survival in prostate
cancer. A prospective,population-based study in Sweden. JAMA 1997;
227: 467). Sin embargo, estos datos tienen que ser evaluados en
su verdadero contexto, ya que no son extrapolables a los pacientes
con expectativa de vida mayor de 10 años, ni tampoco a los
casos con tumores moderadamente o pobremente diferenciados.
Según la Sociedad Europea de Urología (2008) las siguientes
condiciones serían aceptables para incluir un paciente en
protocolo de observación: Paciente con enfermedad presumiblemente
localizada: a) T1a, bien o moderadamente diferenciado. Si tiene
expectativas de vida >10 años, Con reevaluaciones periódicas
que incluyan biopsias repetidas. b) T1b-T2b, con expectativas >10
años, con cáncer bien diferenciado, Gleason 2-4. c)
T1b-T2b, expectativas <10 años, con cáncer bien
y moderadamente diferenciado, asintomático. Con enfermedad
localmente avanzada (T3): corta expectativa de vida, asintomática,
bien o moderadamente diferenciado. Con enfermedad metastásica:
pacientes muy excepcionales, asintomáticos y con excelentes
posibilidades de control.
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Tabla N° 5. Tratamiento
recomendado del Cáncer Prostático por Etapas
y Condiciones |
Etapa / Condición |
Tratamiento |
T1a |
Expectativa de vida < 10 años |
Observación Monitorizada |
Expectativa de vida >10 años |
Prostatectomía radical, |
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Radioterapia, Observación Monitorizada |
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T1b, T1c, T2a y T2b |
Expectativa de vida < 10 años |
Radioterapia,Homonoterapia,Observación
Monitorizada. |
Expectativa de vida >10 años |
Prostatectomía radical, Radioterapia, Observación
Monitorizada. |
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Márgenes quirúrgicos positivos |
Focal, bien o moder.diferenciado |
Observación |
Difusos o poco diferenciados |
Radioterapia, Hormonoterapia |
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Metástasis Linfáticas |
(detectadas en prostatectomía radical) |
Hormonoterapia precoz |
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Recurrencia prostatectomía radical |
sin metástasis |
Radioterapia |
con metástasis |
Hormonoterapia |
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Recurrencia postradioterpaia |
Hormonoterapia |
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T3 |
Terapia combinada |
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(Prostatectomía radical + hormonoterapia,
Radioterapia + hormonoterapia)
o sólo hormonoterapia |
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Enfermedad diseminada |
Hormonoterapia |
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Enfermedad hormono - resistente |
Hormonoterapia de 2a línea (Ketoconazol
+ Gc), Quimioterapia. Terapia de soporte. |
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Prostatectomía Radical |
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La prostatectomía radical adquiere su mayor
indicación cuando el objetivo es erradicar la enfermedad.
En esta intervención se extirpa completamente la próstata,
las vesículas seminales y se restituye la vía urinaria
mediante anastomosis vesicouretral. Según el riesgo de que
estén comprometidos los ganglios ilíacos internos,
se asocia su linfadenectomía. La principal indicación
es el cáncer prostático localizado (T1c, T2a, T2b),
aunque también puede ser beneficiosa en tumores con compromiso
local (T3) o incluso con extensión linfática, si se
realiza terapia complementaria (hormonoterapia o radioterapia adyuvante).
Por mucho tiempo fue una operación de gran morbilidad e incluso,
mortalidad. Actualmente el avance en las técnicas permite
que casi no tenga mortalidad (0.2%) y tenga bajo índice de
morbilidad. Las principales complicaciones son: Incontinencia Urinaria
(1 al 3%), Impotencia Sexual (5 al 40%), Estenosis Uretrovesical
(1 a 3%), Linfocele sintomático (1 a 3%), Tromboembolismo
(1 a 5%). La disfunción eréctil que ocurre después
de esta operación, puede ser evitada al respetar los haces
neurovasculares ubicados en hojas de la fascia pélvica lateral,
vecina a la glándula prostática (Ver Figura 4). El
mejor predictor de conservación de la potencia sexual es
la edad del paciente. La preservación de las bandeletas,
en pacientes con función eréctil previa, se acompaña
de conservación de la erección en la mayoría
de los casos.
Se entiende por margen quirúrgico positivo la presencia de
tumor en el borde entintado de la pieza quirúrgica. Esta
es una situación relativamente frecuente derivada en parte
de la ubicación periférica del cáncer. Es reconocido
como un factor de pronóstico adverso.
La sobrevida cáncer específica de una serie de 449
pacientes con cáncer prostático tratados con prostatectomía
radical en nuestro Departamento a 5, 10 y 15 años en el estadio
pT2 es del 100%, 96% y 96%, en el pT3: 95%, 79% y 79%, en el N1:
86%, 77% y 65%, respectivamente. Los excelentes resultados de control
de la enfermedad a largo plazo, su baja morbilidad, convierten a
la cirugía radical en una terapéutica de elección
cuando el objetivo es erradicar la enfermedad en el paciente menor
de 70 años con enfermedad localizada, y también en
casos seleccionados de pacientes mayores de 70 años.
Rutinariamente se realiza mediante abordaje retropúbico a
cielo abierto. En los últimos años en algunos centros
se ha ganado experiencia con prostatectomía laparoscópica
o bien, robótica. Los resultados funcionales y oncológicos
de corto plazo parecen comparables con la cirugía abierta
de centros de alto volumen quirúrgico. Sin embargo, los resultados
oncológicos de largo plazo no están disponibles todavía.
La prostatectomía radical es el único tratamiento
del cáncer prostático localizado que ha mostrado beneficio
de sobrevida cáncer-específica al compararse con manejo
conservador, en estudios randomizados. |
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Radioterapia |
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Tanto la radioterapia, como la cirugía radical
se consideran tratamientos que pueden ser curativos del cáncer
prostático. Se emplean la radioterapia externa y la radioterapia
intersticial. Desde los años noventa existe la radioterapia
conforme a tercera-dimensión (3D-conformal radiotherapy)
que es radioterapia externa con técnica que incluye la reconstrucción
computarizada tridimensional de la próstata, con lo que se
consigue aumentar la dosis y reducir la morbilidad. La radioterapia
de intensidad modulada (IMRT), optimiza la 3-D gracias a modernos
colimadores y un software específico.
Hoy se recomienda en pacientes de bajo riesgo y de riesgo intermedio
(criterios D’Amico), que rechacen la cirugía. Los pacientes
de alto riesgo pueden beneficiarse de la radioterapia externa combinada
con hormonoterapia previa (neo adyuvante) o durante ella (adyuvante).
Se sostiene que la radioterapia externa ofrece la misma sobrevida
a largo plazo que la cirugía, con el inconveniente de que
el tratamiento con cirugía de la recidiva post-radioterapia
tiene alta morbilidad. En cambio, la recidiva del cáncer
post-cirugía se trata sin inconvenientes con radioterapia.
De modo que si se desea no perder opciones terapéuticas con
intención curativa, en un paciente con larga expectativa
de vida, la secuencia más recomendable sería partir
con cirugía. La duración del tratamiento con radioterapia
externa es entre 6 y 7 semanas.
La Braquiterapia perineal o radioterapia intersticial, consiste
en la aplicación de semillas radioactivas que se implantan
en la glándula. El método es antiguo, pero ha visto
renovado su interés con la aparición de nuevas semillas
de Iodo-125 y Paladio-102. Tiene indicación en los pacientes
con cáncer prostático de bajo riesgo, que compromete
menos del 50% de las muestras de la biopsia, volumen prostático
menor de 50 cc y bajo puntaje del índice internacional de
síntomas prostáticos (IPSS). Su aplicación
es segura y solo requiere una breve hospitalización.
Después del implante los pacientes pueden sufrir síntomas
urinarios tales como retención urinaria (1.5-22%), requerir
resección prostática transuretral (RTU, hasta el 8.7%)
o incontinencia urinaria (0-19%). La morbilidad urinaria crónica
ocurre en el 20% de los pacientes y proctitis en el 5-21%. La disfunción
eréctil se desarrolla en alrededor del 40% de los pacientes
después de 3 a 5 años (datos de la Asociación
Europea de Urología). |
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Otras opciones de tratamiento local |
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Con el tiempo la criocirugía prostática
ha pasado a ser una alternativa terapéutica en pacientes con
expectativa de vida <10 años o que no son aptos para cirugía
radical. Se trata de aplicación de frío (- 40º) mediante
agujas intraprostáticas y protección de cuello vesical,
esfínter externo y uretra. Debe considerarse que los casos
en que puede estar indicada son pacientes con cáncer prostático
de bajo riesgo y en ellos la cirugía radical tiene una mortalidad
por cáncer a 10 años en torno al 2,4%. No existen datos
de sobrevida a largo plazo (10-15 años) con criocirugía.
El ultrasonido de alta intensidad focalizado a próstata (HIFU)
y la ablación tumoral con radiofrecuencia intersticial (RITA)
pueden considerarse todavía procedimientos experimentales.
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Recidiva Bioquímica |
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El APE es un excelente método para controlar
la evolución de un paciente tratado por un cáncer
prostático. Se considera que no hay enfermedad residual cuando
a las pocas semanas de una prostatectomía radical el APE
desciende a cifras indetectables (<0.02 ng/ml). Se estima que
hay recidiva bioquímica postoperatoria, cuando el APE sobrepasa
sostenidamente 0.20 ng/ml. En el caso de la radioterapia el valor
nadir es 0.5 ng/ml, el que puede demorar hasta 3 años en
alcanzarse. El nuevo criterio de la RTOG-ASTRO define como fracaso
de la radiación el alza de 2 ng/ml sobre el nadir obtenido,
independiente si ha habido o no hormonoterapia. Puede existir recidiva
local o metástasis a distancia con APE indetectable, pero
ésta es una condición rara y en pacientes con tumores
indiferenciados.
El control de un paciente tratado con criterio curativo se realiza
con APE y tacto rectal. Cuando durante el seguimiento se detecta
una recidiva bioquímica, la mayor dificultad es la localización
de la recidiva, especialmente si el tacto rectal es negativo. Hay
quienes realizan biopsias sistemáticas de la zona de anastomosis
uretrovesical, cuando se ha realizado cirugía. Sin embargo,
esta práctica es discutida por cuanto una biopsia negativa
no descarta la enfermedad local. Tanto la cintigrafía ósea
como el TAC abdominal y pelviano tienen un valor reducido en estas
circunstancias, por tratarse de poblaciones celulares pequeñas.
Finalmente el Prostacint, que es una técnica que combina
la cintigrafía con el empleo de un marcador anticuerpo de
APE, no ha tenido los resultados esperados.
Ante la falta de métodos que demuestren la localización
de la recidiva, se ha recurrido a presunciones basadas en la probabilidad
estadística. Se señala que la aparición temprana
de la recidiva, antes del año de tratamiento, el alto puntaje
de Gleason (8 a 10) y el tiempo de duplicación tumoral rápido
menor de 10 meses, está asociados a recidiva sistémica.
Algunas cifras son las siguientes: un tercio de los pacientes sometidos
a cirugía radical desarrollarán metástasis
durante los primeros 10 años. Desde la recurrencia del APE
la mediana de tiempo de aparición de metástasis es
de 8 años. Una vez que se desarrolló la enfermedad
metastásica, la mediana de tiempo hasta el fallecimiento
es de 5 años. |
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Hormonoterapia |
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El cáncer prostático requiere para
su desarrollo del estímulo hormonal androgénico. Su
deprivación produce retardo en su crecimiento, e incluso,
una involución que puede durar años. Este hallazgo
mereció en su oportunidad que los investigadores involucrados
obtuvieran el Premio Nobel de Medicina. Actualmente casi 70 años
después, la hormonoterapia continúa siendo una forma
de tratar pacientes con cánceres en estadios avanzados, con
expectativas de vida menores a 10 años, con recurrencias,
o como complemento de otro tratamiento, en estadios intermedios
(neoadyuvante o adyuvante).
La forma más simple de hormonoterapia es la castración
quirúrgica, que cuando se realiza respetando la albugínea
en nuestro medio la denominamos resección subalbugínea.
La castración también puede efectuarse con métodos
farmacológicos, siendo los más difundidos el uso de
agonistas de LHRH y los bloqueadores androgénicos, como la
bicalutamida y la flutamida. Los estrógenos actuando en el
eje hipotálamo-hipófisis y el ketoconazol (antimicótico)
como antiandrógeno, asociado a glucocorticoides, también
son otras modalidades de hormonoterapia.
Se recomienda medir los niveles de testosterona al inicio del tratamiento
para comprobar la efectividad de la castración (testosterona
de <20-50 ng/mL). Los efectos secundarios más frecuentes
de la hormonoterapia en cáncer prostático son: osteoporosis,
atrofia muscular, Aumento del tejido adiposo corporal, anemia, pérdida
de libido, disfunción eréctil, bochornos, ginecomastia,
declinación cognitiva.
Inicialmente se creyó que el empleo de dos métodos
diversos de hormonoterapia podrían hacerla más efectiva.
Se usaron agonistas de LHRH más flutamida, constituyendo
el llamado bloqueo hormonal completo. Hoy se sabe que todas las
terapias simples tienen el mismo resultado en el cáncer prostático
avanzado.En pacientes con cáncer prostático localmente
avanzado (M0) la castración inmediata puede mejorar la sobrevida
libre de cáncer (ver Tabla Nº5, tratamiento combinado para
T3).
Desde que se iniciara la hormonoterapia en cáncer prostático
avanzado (M1), los resultados no han variado mucho. Un 10% de los
pacientes con enfermedad sistémica fallecerán durante
los primeros 6 meses, otro 10% sobrevivirá 10 años,
el 50% no vivirá más de 3 años. La sobrevida
a 5 años de ese estadio es del 25%. ¿Por qué
ese comportamiento diferente? Una probable respuesta se relaciona
con la diversa proporción de células cancerosas hormonosensibles.
Se ha discutido sobre la oportunidad de iniciar la hormonoterapia,
de inmediato, apenas se tiene el diagnóstico de enfermedad
diseminada versus tardíamente, cuando aparezcan los síntomas.
Los datos actuales indican que la hormonoterapia temprana reduce
significativamente la progresión de la enfermedad y la tasa
de complicaciones mejoraría ligeramente la sobrevida global,
pero no la cáncer específica (Protocolo EORTC 30891).
Con el interés de disminuir los efectos colaterales del tratamiento
antiandrogénico se ha propuesto realizar tratamientos intermitentes
o reducir su dosis. La utilidad de estos esquemas está en
discusión.
El cáncer prostático es una enfermedad heterogénea
y el mecanismo de resistencia a la hormonoterapia se conoce solo
parcialmente. Se recomienda suspender la terapia antiandrogénica
cuando se ha documentado progresión de APE. Esta maniobra
puede mostrar un nuevo descenso del APE antes de 4 a 6 semanas,
el llamado “síndrome de retiro del antiandrógeno”.
Este consiste en un descenso del APE >50%, que dura en promedio
4 meses y ocurre en un tercio de los casos. Otras medidas para enfrentar
la resistencia a la hormonoterapia usada, son la adición
o cambios por otros antiandrógenos como bicalutamida o flutamida,
ketoconazole con corticosteroides, estrógenos en altas dosis
y la quimioterapia. |
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Quimioterapia |
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Cuando los tratamientos previos han fallado, una de
las alternativas es la quimioterapia. Últimamente esquemas
que incluyen Docetaxel (75-30 mg/m2) han mostrado disminución
del APE en el 45-48% de los casos, mejoría de 2 meses en la
sobrevida y disminución del dolor, con mejor calidad de vida.
No hay acuerdo sobre el momento en que debe iniciarse el tratamiento,
pero sí se recomienda que hayan existido dos alzas previas
consecutivas de APE y que éste exceda 5 ng/mL. Otros agentes
usados con resultados positivos son: vimblastina, estramustina, etopósido,
ciclofosfamida, cisplatino (o carboplatino). |
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Tratamientos Complementarios |
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El cáncer prostático avanzado puede
requerir tratamiento paliativo para controlar sus efectos locales
o bien sistémicos. Con frecuencia los pacientes presentan,
aparte del dolor óseo, anorexia, constipación, náusea,
fatiga y depresión, todo lo cual debe tratarse con medidas
sintomáticas.
Los efectos sistémicos de la enfermedad metastásica
más frecuentes y temibles son los derivados del compromiso
esquelético, entre ellos el dolor óseo y la fractura
patológica. Para combatir el dolor se ha usado radioterapia
sobre el foco metastásico. Otra medida es el empleo de sustancias
radiactivas (samario y estroncio) que se fijan en la lesión
ósea y producen un efecto analgésico.
Recientemente el empleo de bifosfonatos (ácido zoledrónico
4 a 8 mg c/3 semanas, uso mantenido) ha demostrado una significativa
reducción de los eventos relacionados con el esqueleto, menores
complicaciones óseas, reducción y a veces alivio total
del dolor óseo (70% de los casos). Su acción sería
a través de la inhibición de la reabsorción
ósea mediada por los osteoclastos y la actividad de sus precursores.
En la actualidad se propone el uso de bifosfonatos en los pacientes
con metástasis óseas y hormonoresistencia, para prevenir
las complicaciones óseas.
El compromiso regional pelviano puede traducirse en obstrucción
urinaria baja (a nivel de cuello vesical) o alta (a nivel de orificios
ureterales). En esos casos la resección transuretral o la
derivación urinaria alta pueden ser útiles. La cistoprostatectomía
radical es un procedimiento de salvataje que puede indicarse excepcionalmente.
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